Para que su padre estuviese contento, le prometió que le iba a lavar su viejo coche. Se metieron ambos en el garaje y cuando estaban lavándolo en calzoncillos, aparecieron su madre y su hermana Brígida. Su hermana colaboró en el lavado del coche mientras su madre les preparaba una ensalada, pero no pasó mucho tiempo cuando ambos empezaron a pelearse y su padre se enfadado los mandó a casa.
Su amiga Laura, que también tenía que hacer el mismo trabajo, tuvo varias ideas de cómo hacerlo y, para que su padre la llevase al campo para recoger las flores que necesitaba, preparó la bebida favorita de su padre antes de que éste llegase a casa del trabajo y se pusiese a gruñir como hacía casi todos los días. Justo cuando su padre metió su viejo coche en el garaje, vio cómo Laura le estaba esperando con el vaso en la mano y, tras beber un poco le dijo que le concedería todo aquello que le pidiese menos la Luna. Laura aprovechó la ocasión y le pidió que la llevase al campo pero éste no se lo concedió. Tras terminarse toda la bebida, accedió a llevar a Laura al campo con la condición de que le lavase el coche antes de cenar.
El sábado por la mañana Jazz estaba en casa esperando que llegase Laura. Cogió sus patines, los limpió y justo cuando iba a salir por la puerta su madre se lo impidió y le dijo que no salía de casa sin desayunar. Justo cuando ya estaba preparado para salir de casa, su hermana Brígida se levantó y le dijo que quería ir con él. Jazz se negó pero su madre le dijo que si no la dejaba ir, él tampoco iría a ningún sitio. Después de dar explicaciones del porqué no quería que su hermana fuese con él y con Laura, Brígida se enfadó y le tiró una zapatilla, momento en el cual Jazz aprovecho para salir huyendo de casa. Salió tan corriendo que no se dio cuenta y chocó con una señora que iba en bicicleta. A la señora se le cayeron las flores que llevaba y Jazz le ayudó a recogerlas. Mientras las recogían, la señora le dijo que tenía una floristería en la otra punta del pueblo y que esperaba que algún día Jazz pasase por allí y que le regalaría un bulbo de jacinto.
Laura se levantó ese mismo día temprano para recordarle a su padre que la tenía que llevar al campo, pero su padre ya se había ido. Mientras Laura se duchaba y lavaba el pelo, Jazz llegó a su casa y la invitó a patinar, aunque cuando vio a Laura con una toalla liada en la cabeza, se quedó perplejo. Mientras Laura desayunaba, Jazz le contó el tropiezo que había tenido con la señora de la floristería. Decidieron ir juntos patinando a la floristería y, antes de llegar, Laura tropezó con una abuelita que iba en bicicleta por la acera. Justo cuando la abuelita se levantó, apareció una moto a toda velocidad por la acera acelerando conforme se aceraba a ellos. El motorista, aminoró la velocidad y cogió el cesto de flores que llevaba la abuelita. Está del disgusto se desmayó y, tras recuperarse se marchó en su bicicleta sin saber que Laura conocía su secreto.
Jazz, al ver que Laura no llegaba, decidió volver a buscarla y, justo en ese momento, oyó el sonido de una Harley Davidson. El motorista, que vestía totalmente de negro, dio un salto con la moto y continuó a “toda pastilla” como alma que lleva al diablo. Cuando encontró a Laura le contó lo que había pasado y ésta le dijo que a ella también le había ocurrido lo mismo. Le contó a Jazz que ella también había atropellado a la dueña de la floristería y que había descubierto su secreto. Laura le dijo a Jazz que a la señora de la floristería le crecían flores en la cabeza, pero Jazz no se lo terminaba de creer. Mientras discutían vieron como la dueña de la floristería pasaba con su bicicleta por la acera de enfrente. Decidieron cruzar para preguntarle a la señora y, justo en ese momento, Jazz escuchó de nuevo el motor de la Harley Davidson y vio cómo el motorista iba a toda velocidad por la acera por la que pedaleaba la señora.
La señora se dio cuenta que el motorista le iba a quitar de nuevo la cesta de flores así que decidió retirarla justo en el último momento como si fuese un pase de torero. Como el motorista no consiguió quitarle la cesta, frenó y vió como la abuelita salia pedaleando a toda prisa en sentido contrario. El motorista salió huyendo y un coche de policía lo persiguió.
Mientras Laura y Jazz hablaban sobre lo sucedido, el coche de policía pasó junto a ellos y les preguntó si habían visto al motorista. Ellos le dijeron que sí pero la policía no les hizo caso. Laura y Jazz continuaron caminando hacia la floristería y pasado el colegio vieron como un perro olisqueaba una moto negra que estaba aparcada en la puerta de la tienda de motos y se meó dentro del casco que estaba enganchado a la moto. Se escondieron detrás de una furgoneta y vieron como el “Diablo Negro” salía de la tienda junto a una chica muy guapa con tipo de modelo. Mientras el motorista hablaba con la chica, se puso el casco en la cabeza y notó como el pipí del perro caía por los ojos y por la frente.
Laura le dijo a Jazz que ese no era el “Diablo Negro” ya que la matrícula de la moto no tenía la cruz blanca que ella había visto, pero Jazz estaba convencido de que si lo era. Volvió a pasar “Doña Misterio” por allí con su bicicleta y su canasta de flores y Laura le dijo a Jazz que la entretuviesen para que le diese tiempo al motorista a salir de la tienda y así comprobar si salía corriendo con su moto de nuevo para quitarle la cesta. Laura cruzo para hablar con la abuelita y mientras dialogaba con ella, le motorista y su guapa acompañante se marcharon sin prestarles la más mínima atención.
Cuando Laura volvía hacia la tienda de motos, vio cómo aparecía una caravana de moteros, todos vestidos de negro; todas sus motos llevaban en la matrícula la cruz blanca de la bandera de Suiza. Laura vio como en el escaparate de la tienda de motos, había un cartel que anunciaba una concentración de motos y pensó que el motorista aprovecharía la concentración de motos para pasar desapercibido.
Mientras Jazz y Laura discutían sobre si el motorista aquel era el “Diablo Negro”, se quedaron boquiabiertos cuando vio aparecer a todo gas al verdadero “Diablo Negro” con una canasta entre el deposito de gasolina y el pecho. Salieron corriendo hacia la floristería de “Doña Misterio” porque temían que el “Diablo Negro” le hubiese hecho algo a la abuelita. Entraron rápidamente en la floristería y una chica pelirroja les pregunto que era lo que querían. Laura le dijo que estaban haciendo un trabajo de naturales y que necesitaban que alguien les ayudase. La chica pelirroja les dijo que esperasen a la dueña y mientras tanto le contaron a la chica lo que habían visto.
Justo en ese momento apareció la dueña de la floristería, “Doña Flora”, pero se marchó por la otra puerta de nuevo. Mientras ellos permanecían en la floristería Jazz miró hacia la calle y vio la moto aparcada en la puerta, avisó a Laura pero no veían al “Diablo Negro” por ninguna parte.
Jazz se lanzó contra la puerta por donde había salido “Doña” Flora y tras golpearse con ella se dislocó el hombro. Justo cuando Laura y la dependienta lo estaban atendiendo oyeron arrancar la moto y vieron como el motorista de negro salía disparado.
Llamaron a Flora y esta apareció sin nada en la cabeza, preguntó lo que había pasado y entre los tres le contaron lo sucedido. Dª Flora dijo de llevarlo al ambulatorio y Jazz dijo a Laura que llamase a su casa por teléfono.
Mientras la madre de Jazz iba hacia la floristería,Jazz intentó sonsacarle a Flora lo que estaba ocurriendo. Le preguntó si no le daba susto las motos y esta le dijo que no, que estaba esperando que llegase de Suiza su nieto con su novia y que éste tenía una Harley Davidson y que se pensaba montar con él.
Le explicaron a Dª Flora que estaban haciendo un trabajo de naturales para el cole y esta les dijo que volviesen por la tarde a la floristería para hacer el trabajo ya que ella tenía un montón de libros que le podían ayudar.
La madre de Jazz llegó a la tienda vió lo que le había pasado a Jazz y Dª Flora le dio un tarrito con una especie de pomada que ella misma había preparado para que le aliviase el dolor de hombro a Jazz. Tras hablar un poco con Dª Flora, salieron los tres de la floristería camino del ambulatorio. Por el camino, Jazz y Laura fueron sacando sus propias conclusiones.
Mientras la madre de Jazz lo llevaba al ambulatorio, la madre de Laura preparó la comida y la dos familias comieron juntas. Durante la comida le hacían preguntas a ambos pero esto respondían con afirmaciones o negaciones, sin dar más explicaciones. Mientras veían una la película de “Los bicivoladores” no hacían más que pensar como podrían ir por la tarde a la floristería y de que podían hacer para evitar a Brígida. Laura le prestó su bicicleta y Brígida se marchó justo a la hora en la que ellos habían quedado en ir a la floristería.
De camino a la floristería no paraban de hacerse preguntas sobre lo ocurrido por la mañana, cuando de repente apareció Brígida con una amiga. Ellos pensaron que para librarse de ellas tenían que actuar como si no les importase que estuviese allí, pero las dos niñas dejaron las bicicletas y se quedaron junto a ellos. Para librarse de ella Jazz propuso ir a visitar a la abuela de Juani (la amiga de Brígida) y así se libraron de las dos niñas.
Cuando llegaron a la floristería estaba cerrada y las persianas bajadas; fueron por la puerta de atrás pero nadie les abrió. Se dieron cuenta que la puerta estaba abierta y entraron, llamaron a Flora y como no contestaba nadie creyeron que le había ocurrido algo y se pusieron a llorar. Escucharon el motor de la Harley Davidson, cerraron las puertas, apagaron las luces y se pusieron a mirar entre las persianas. Eran el sobrino de Flora y su novia. Intentaron entrar por delante y por detrás, pero al ver que no respondía nadie decidieron marcharse.
Cuando Jazz y Laura vieron que ya no había nadie decidieron marcharse pero justo cuando iban a salir apareció el “Diablo Negro”. Al quitarse el casco vieron que no era el sobrino de Flora y que se fue hacia la puerta de atrás. Entró en la tienda abriendo la puerta con unas llaves, cogió el tarro con el que le habían intentado quitar el dolor a Jazz por la mañana y se volvió a marchar. Cuando el motorista se marchó, salieron de la tienda pero en lugar de irse volvieron a entrar para comprobar que tenían los tarritos de la estantería. Cuando estaban dentro sonó el teléfono y cuando Laura lo cogió una voz de hombre le dijo: “Mañana en Santa Catalina a las doce, con todo, ya sabes”. Laura colgó el teléfono y salieron corriendo de la tienda.
De tanto llorar, llevaban los ojos muy rojos y decidieron ir a un bar y se volvieron a encontrar con la Harley Davidson aparcada en la puerta de una heladería. Se asomaron por la cristalera y vieron sentados juntos en la misma mesa al “Diablo Negro” y a la chica pelirroja de la floristería. Laura se dirigió disimuladamente al servicio y Jazz hacia la barra para pedir un vaso de agua. Al pedir el vaso de agua la chica pelirroja lo escuchó y se dirigió hacia ellos. Laura entró al servicio pero al salir vió que ya no estaban allí ninguno de los tres, pero en la mesa donde antes estaban sentados el “Diablo Negro” y Ainoha estaban sentados ahora el sobrino de Flora y u novia.
Laura y Jazz no podían creerse tantas casualidades. A Laura se le ocurrió ir a una óptica ya que había escuchado a la novia de Julio leerle la carta de helados y pensó que éste tenía problemas de visión. Le dijeron al trabajador de la óptica que Julio lo había mandado a recoger sus gafas y éste le dijo que se llamaba Julio Iglesias y que podía recogerlas cuando quisiera porque estaban listas.
Al salir de la óptica se encontraron con Brígida y Juani, vieron que Juani iba cojeando y al preguntarle que les había pasado les contaron que se había caído porque un motorista vestido de negro iba hacia ellas a toda velocidad y al intentar quitarse Juani se cayó.
Tras mantener una conversación con Juani se dieron cuenta que la abuela de Juani era la amiga de Flora y decidieron ir con Juani a casa de su abuela e intentar sacarle información por el camino. Jazz le enseño uno de tarros a Juani y le pregunto si la había visto antes y Juani le dijo que sí, que los hacia Flora. Al llegar a casa de Juani entraron y empezaron a hablar con la abuela para obtener más información. Juani les puso de merendar y, mientras merendaban la abuela les estuvo contando todo lo que sabía de Flora, sobre todo lo relacionado con la miel que desde siempre había preparado.
Laura y Jazz se quedaron sorprendidos cuando la abuela de Juani les dijo que Flora había descubierto algo contra el sida y como no quería venderlo le estaban quitando los tarros y asustándola. Laura pensaba que la abuela la estaba engañando y empezó a hacerle preguntas para pillarla y, al final la pilló. Como sospechaba que la abuela le mentía, cuando salieron de su casa se asomaron por la ventana y la vieron hablando por teléfono.
Laura y Jazz descubrieron que las etiquetas de los tarros que habían cogido estaban mal puestas y que realmente Flora sabía que había en cada tarro por el color de sus tapones.
Mientras se dirigían hacia sus casas haciendo planes para ir al día siguiente a Santa Catalina, apreció el “Diablo Negro” y, deslumbrándolos con el faro de su moto, les dijo que le dieran los tarros. Les obligo a bajarse los pantalones para encontrar los tarros, pero al no encontrarlos se marchó a todo trapo. Cuando vieron que el motorista se había ido Laura le preguntó a Jazz que donde había metido los tarros y este le contestó que los había tirado; así que fueron de nuevo a recogerlos.
Al día siguiente convencieron a sus padres para que los llevasen a buscar hojas y flores a un lugar cercano a Santa Catalina. Laura se montó con Jazz en su coche y cuando iban de camina Jazz se dio cuenta que el “Diablo Negro” les seguía. El padre de Jazz le hizo señales para que los adelantase.
Cuando llegaron al campo Jazz y Laura fueron a recoger hojas y flores y cuando tenían las bolsas llenas volvieron, las dejaron en sus coches y se fueron con las bicis. Cuando iban camino de Santa Catalina los adelantó la moto del nieto de Flora con su novia. Aún no habían llegado cuando les volvió a adelantar otra Harley Davidson.
Al llegar a Santa Catalina vieron como salia una columna de humo. El coche del padre de Juani los adelantó y al pararse vieron como salían dos Harley Davidson y pasaron a toda velocidad junto a ellos. Finalmente apareció Flora con su bicicleta y desde lejos vieron a los de las Harley Davidson peleándose.
Al día siguiente se volvieron a ver y fueron a la floristería para hablar con Flora. Flora le confirmó que una empresa Suiza quería comprarle la fórmula y cómo ella no quería venderla, la asustaban y la amenazaban. Les contó que las fórmulas se habían perdido en el incendio del invernadero y que ya no disponía de ellas.
Jazz, que había guardado los tres tarros, no sabía si dárselos pero escuchó lo que dijo Flora y entonces se los dio. Los tarros y le planteó que podía coger de los tarros las formulas y así lo hizo.